La Cantina de los Forajidos (Rol/Historia)

*Un caballero elfo armado con una espada larga entra discretamente por la puerta. Sus ropas están algo desgarradas y huele a agua de mar. Se dirige al cantinero para pedirle una bebida.*

- Dame agua pura.

El cantinero lo mira extrañado, pero le sirve en una vaso de dudoso vidrio un poco de agua, con residuos de tierra y quién sabe qué más. El recién llegado la mira con algo de desdén, pero se dispone a pagar, sacando una moneda de oro de su bolsillo.

- ¿Eso? Jajaja, ¿Por quién me tomas? ¿Quieres timarme?

- ¿Cuestiona acaso mi honor? Es oro verdadero, traído desde el otro lado del océano. -Hace un gesto, acaso como señalando al mar... donde en realidad no hay más que mesas atiborradas de mugrosos personajes, y una pared destartalada.

- Ah, chico, ya veo que vienes desde muy lejos, o hace tiempo. -Se lamentó con un gesto de sorpresa y falso compadecimiento el notorio cantinero.- No, aquí y ahora no usamos oro para pagar. Se ha vuelto demasiado común, demasiado falsificable. Los alquimistas lo pueden transmutar como mantequilla. Los magos lo imitan desde rocas comunes. No, no podemos confiar en eso; nadie lo hace. Es inservible.

- Pero en el otro lugar... -Se indignó el elfo, y luego su mente entró en un estado extraño, recordando repentinamente una imagen, un sonido muy lejano. Hundió su mano izquierda muy profundo en su bolsillo, y encontró lo que buscaba. Melladas por los viajes y la marea, tres Runas de Plata; letras arcanas cuidadosamente forjadas de ese metal, y alguna vez usadas como moneda por los de su pueblo y otros. "¿Será posible?" fue su pregunta silenciosa.

El cantinero las miró, curioso:
- Eso sí, eso lo quiero, dame una y el vaso es tuyo.

Claramente se trataba de un intercambio desigual, pero tenía una sed increíble. Pagué, resignado a mi destino de, una vez más (¿Por qué la sensación de déjà-vu?), extranjero, desconocido, sólo y apenas con borrosa memoria. Pero conseguiría respuestas. Tomé un gran trago, que me dio algo de alivio. Pero otras cuestiones me preocupaban "Debo encontrar alguien que me ayude a moverme en estos ámbitos y tierras. Un guía. ¿Pero quién?". Observé las mesas, las sillas, examinando los rostros, escuchando lo que podía de las conversaciones con mi agudo oído; buscando una persona que pudiera ser un aliado o un amigo, sin saber exactamente lo que buscaba más que un aura de 'familiaridad'...

Repentinamente, a la cantina ingresó un individuo que para nada cuadraba en el ambiente, sobre todo por lo joven que era... y por el hecho de que tenia una cola emplumada de color azul que casi llegaba a tocar el suelo...

Desde la puerta, gritó:

-¡Lo de siempre, cantinero!- y luego ingresó en el mugriento local. Parecía caminar descalzo, pero llevaba una especie de tira negra de cuero alrededor de sus pies.

Se acercó a la barra y recogió una jarra con lo que parecía un licor verde, que se tomó hasta el fondo

-Ahhh, tan buena como siempre. Sirveme otra ¿quieres?- le dijo al cantinero, que gustoso volvió a llenar su jarra. Lógico, a los que pagan bien siempre se los trata así.

El recien llegado se fijó de repente en el elfo, que desencajaba casi tanto como el en la mugrienta cantina, y se le acercó.

-Y bien: no eres de por aquí ¿cierto? se nota, hace mucho, mucho tiempo que no veía a alguien de los tuyos, no desde que me enfrenté a ese elementista fuego que quería probarme que era mejor que yo, buena pelea, te lo aseguro...- entonces paró y echo un trago de la extraña bebida -Bien, mi nombre es Draco. Ahora te toca a tí ¿quien eres?- le dijo al elfo señalandolo con la jarra.

((nota: solo quería hacer la intro en tercera persona, ya seguiré normal en mi siguiente post))

- Yo soy... -Comencé a decir con naturalidad, pero me detuve; algo no estaba bien.- Quién... soy?
Había atravesado el océano, pero, ¿Con quiénes? ¿Para qué?
Todos los detalles escapaban, se perdían. Cuanto más me esforzaba en recordar mis orígenes, mi vida, ¡Mi nombre, por... Gaia! ...el vacío se volvía más evidente, más doloroso. Volví a tomar agua, esperando que me devolviera la frescura. Pero el extraño esperaba. Con pesadumbre emití una respuesta que recién acababa de descubrir:
- Nadie, soy nadie.
Al notar la mirada inquietada en los otros del otro, agregué, buscando una identificación de alguna forma:
- Nemo... Slivirnam
"Nemo" era por supuesto una forma de decir nadie (aunque en estas tierras difícilmente alguien lo supiera, pensé) y "Slivirnam" significaba "El Plateado/De Plata" en élfico; Una simple improvisación derivada de las runas que llevaba en el bolsillo.
- ¿Pareces bastante acostumbrado a este lugar, no? ¿Vienes seguido?

-No, no vengo muy seguido que digamos. Bueno, solo cuando me paso por Cirmaquia, vengo un par de veces cada día... si, creo que eso cuenta como "venir seguido"- respondí -Vengo buscando información, rumores sobre tesoros, ruinas antiguas y cosas por el estilo. Busco aventuras, es todo ¡cantinero, mas limonada!- grité al que antes me había servido.

Este era un caso bastante extraño: un elfo, en medio de Cirmaquia, que al parecer estaba perdido o no recordaba nada. Curioso.

-Y ¿tienes a donde ir? puedes alojarte aquí en la cantina, hay buenos precios-

pero en ese momento entra otro chico al bar, notorio por llevar una espada gigante en la espalda, lo que distraia las miradas de sus extrañas patas traseras, se sento al lado de los dos extraños personajes

- disculpe cantinero... sirvame un vazo de leche de cabra -el cantinero le sirvio de una vez y el coloco lo que parecian rubies para pagar, luego saco una botella con un polvo de dudosa procedencia y coloco su contenido dentro de la leche, la batio bien y tomo un trago, a lo que se derramo una linea morada por el labio del joven

- hum... un elfo y un... arpia? raras especies para ver en esta ciudad -dije para mi mismo en vos alta sin darme cuenta

- Pues, yo soy nuevo por estos parajes tan extraños, y no sé nada de ruinas ni tesoros cercanos... Quedarme... aquí? -Le digo a Draco.- No conozco ningún otro lugar, pero no tengo dinero... -Aunque técnicamente tenía un par de runas de plata, recordé.- *Escucho a Coold hablar* Te das cuenta de que ese... hombre pies de oso te acaba de llamar arpía, no? -Le dije a Draco.- ¿Vas a permitir que ofenda tu honor de esa forma? Si fuera yo...

-Ahhh...- suspiré -no es la primera vez que me confunden con una de esas pajarracas horrendas. Dos cosas: primero, soy lo que llaman un Semi o Demi; mitad hombre mitad "algo". Los Semidragones suelen ser el ejemplo mas claro de esto- me detube y tomé otro trago de limonada, luego seguí -yo, por ejemplo, soy un Demimacaw, mitad guacamayo. Segundo- y esto se lo dije al chico patas de oso -SI ME VUELVES A CONFUNDIR CON UNA ARPÍA TE MATO!!!!- luego me dirijí a Nemo -si no tienes dinero puedo prestarte, ya me pagarás luego- dije mientras sacaba una bolsa de cuero y extraia algunos zafiros -¡CANTINERO, MAS LIMO!-

-Alguien pidio.....¿Leche de cabra?- Susurro un personaje en el que nadie habia reparado hasta ese entonces.
El sujeto de desliza como una sombra entre las mesas, contagiando con virulencia la oscuridad por donde pasa. -Jovenes; si les gusta apostar, les digo que soy el hombre que buscan. A veces se gana, otras se pierde, todo da igual cuando te toca la mano del muerto otra vez. Juega tu carta mas alta, tienta al diablo, sigue la corriente, te he dicho que todo da igual. No me mires asi, yo naci para perder, el juego es cosa de ignorantes. ¿Les he dicho que no quiero vivir para siempre? Todavía no las he revelado, y ya sabes que va a ser. Si, que sea una vez mas, otra vez mas, mirenlas y ahogate en tus penas. Lo veo en sus ojos ¿Ustedes lo ven en los míos?. Yo no escondo cartas, las cartas me esconden a mi, soy la serpiente que se arrastra sobre el tablero. No comparto su codicia, ya no importa lo que digan. Doblen la apuesta o retirense, soy Mano de Trebol.....y ojos de diamante." -Dice el enmascarado al tiempo que baraja un mazo de cartas con aterradora velocidad. Si sus manos no esquivaran la vista con tanta elegancia ya te abrias dado cuenta que a su mano izquierda le falta un dedo.

-Creo que a veces tener una cola tan vistosa es malo- dije mirandome la cola -no tengo interes en apuestas ni en juegos de cartas- tomé un profundo trago de limonada -Aunque... si tienes información sobre tesoros, ruinas de civilizaciones antiguas o lugares inexplorados, criaturas malignas que aterrorizan poblados o cosas así, supongo que puedo aceptar una mano o dos- tomé el resto de la limonada y finalmente deslicé la jarra hasta el otro lado de la barra. Luego saqué algunos zafiros y se los dí a Nemo -ten, con esto basta para una habitación por un par de noches, si es que quieres quedarte-

-Interesente propuesta, temo que me veo indefenso frente a sus deseos joven, "buscador de aventuras". Con un seudonimo como ese temo que no llegues a vivir demasiado, seria un placer para mi persona hacerle el favor de entretenerlo antes del fatidico final que todos debemos enfrentar....-Comento el enmascarado mientras complementaba su decir con engañosos y refinados gentos.

-Yo se muchas cosas, pero pocas les podrian interesar. En fin; jugaremos un juego bastante sencillo -Continuo -Supongo que estas familiarizado con un mazo de cartas de esta calaña -dijo al tiempo que desplegaba una baraja de colores arlequinos sobre la mesa.

Todos se quedaron callados, nadie habia visto en su vida cartas como aquellas. El cantinero miro la escena de soslayo, sospechando de las intensiones de aquel extraño.

-Yo te pedire que saques la runa de Paladio a tu primera oportunidad, si fallas, me daras algunas de tus hermosas plumas, si ganas, te dire algo de lo que se, y creeme se muchas cosas.

-Eso es mas que injusto, como se supone que saque una de entre...cuantos cartas son....¿40?.-Se quejo Draco.

-Oh, pero esta baraja es mas que especial, si deseas tanto esa carta, la baraja te la consedera. A veces se gana, a veces se pierde, no te arriesges y nunca sabras. -Amenazo Mano de Trebol.

((eh, no se supone que cada quien controla únicamente a su personaje? de todas formas iba a decir precisamente eso, pero quisiera estar seguro de cuales son las reglas))

-¿solo quieres un par de plumas?- metí la mano por debajo de la camisa, justo arriba de donde terminaba la cola: lo poco que se vió era que las plumas subían otro rato. Conteniendo un ligero grito, arranqué algunas de las pequeñas -Supongo que no son estas las que te interesan. Sin embargo, de las largas no apuesto ninguna, tardan demasiado en crecer... Creo que, en su lugar, esto podria interesarte-

En mi cinturón colgaba una pequeña bolsa. Le desaté el nudo y la abrí de par en par, de hecho, mas de lo que una bolsa de ese tamañito debería abrirse. Luego, metí el brazo completo en la bolsa, y extraje una espada:

Spoiler:

-La encontré en una fortaleza abandonada a varios dias al norte de aquí. En el lugar donde la encontré clavada en el suelo, decia: "Feathras, el Sable Pluma de Plata, el que corta el viento de tormenta"- hice una pausa para cerrar la bolsa -no se si tenga poderes mágicos o algo así, pero si se esto- tomé un vaso de hierro sólido que encontré cerca, y lo acerqué con lentitud hacia la hoja del sable: el vaso se cortó de una punta a otra como si fuera un cuchillo cortando mantequilla
-¿eh? ¿que tal? por lo que sé llevaba años en donde la encontré, y no se ha desafilado ni un poco. Apuesto a que muchos guerreros pagarían muy bien por una espada que jamas se desafila. Yo apenas la use una vez como machete una vez que me metí en la selva, pensaba venderla en la casa de antiguedades y reliquias al otro lado de la ciudad, soy cliente frecuente... pero creo que le daré un mejor uso y la apostaré en lugar de mis plumas, que si uso- sentencié a Mano de Trebol -lo siento, amigo, pero es este viejo pedazo de metal que nunca pierde el filo, o nada: la decisión es toda tuya-

- HEY, tú! Chico ave! ¿Rompes ese vaso? Debes pagarlo, no es propiedad tuya... ¡Y basta de cortar cosas sin comprarlas primero! -Ruge el cantinero.

"¿¡como que chico ave!?" le arrojé quince zafiros al cantinero, que es lo que se paga por tres jarras de limonada -ah, sirveme otra de limonada... entonces ¿aceptas esto en lugar de mis plumas?- le dije a Mano de Trebol

*Obbservando expectante.*
Susurro a coold (que a pesar de ser un desconocido, me cae bien):
- Este hombre de negro me da una mala sensación, parece un charlatán y un estafador, yo estaría preparado para ver qué truco sucio hace... tengo el presentimiento de que hay peligro.
Mi mano se aferraba furtivamente al mango de la espada, aún enfundada desde mi cintura.

-No podria rechazar una oferta asi. Es mas, sera mejor que elijas tu carta....pronto -Dice al tiempo que despliega las 40 cartas en un espiral que queda en un perfecto e incomodo equilibrio sobre la mesa.
-Si tomas la serpiente de diamentes, te dire todo lo que nescesites, si no....la espada es mia. Te deseo suerte- Dice que fingida esperanza mientras la mano de Draco se aproxima a las cartas.


(Si la moneda es 0, Draco habra trinfado en el juego de ManodeTrebol, si la moneda es 1, habra fallado en sacar la serpiente de diamantes)

El miembro 'ManoDeTrebol' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de Dados

'Moneda (0, 1)' :

Resultados :

Ha fallado en sacar la carta... como lo sospechaba, ese mazo podría estar trampeado... quién sabe... veremos cómo reacciona Draco. *Tomo un gran trago de agua y me acabo la jarra.*

-Hm... bueno, a veces se gana, a veces se pierde. Tu dijiste eso, despues de todo. Ademas ¿uno contra treinta y nueve? las posibilidades no estaban de mi lado. Sin embargo, en realidad no tenia mucho que perder. Ten, toma el sable- le entrego el sable a Mano de Trebol, y con la otra mano me tomo otro buen trago de limonada -ah... en fin, debo ir a ver a ese viejo coleccionista al que le vendo todo lo que encuentro- dejo la jarra y un saquito lleno de zafiros en la barra, y el cantinero lo recogió rápidamente

-Si me buscan vuelvo como en una hora, quisa antes- salí de la cantina y me adentré en un callejón lateral. Cuando estuve seguro de que naide me seguia, me transformé en guacamayo, en medio de un revoltijo opaco, iniciando con los colores de mi traje y acabando en un azul inetnso, el cual es el color de mis plumas. Inmediatamente alcé el vuelo aprovechando las corrientes de aire que se presentan en las calles de Cirmaquia para acelerar mi viaje.

Pues... este Nemo no me cae mal, pero se comporta algo extraño... bueno, creo que me quedaré cerca de él. Despues de todo, los sujetos extraños suelen atraer situaciones extrañas.

- wow, ese chico es todo un sujeto... y tu "mano de trebol" -dice mientras se le acerca con una mirada de intriga- estabas muy confiado en que no la tomaria... talves sea por que era una de 39 o por que habia trenta y nueve -dice mientras saca de su manga la carta

todos quedan asombrados ante el suseso

- mientras barajabas las cartas tomaste la serpiente de diamantes y la ocultaste en tu manga izquierda, colocaste las cartas tan juntas que parecia que las cuarenta estaban presentes, asi cuando el chico ave tomara su carta estaria destinado a perder, al ser trampa no mereces la espada entregala o si no

en seguida toma el mango de su enorme espada

- Veras lo que puede hacer la Mithsword, empuñada por Coold Raimei

*observando la desaparición repentina de Draco* - La gente viene, la gente se va... bueno, al menos conseguí este par de piedras azules, aparentemente sirven para pagar cosas. -Me dije en voz alta.- Tú -Me dirigí (en un tono más disimulado al darme cuenta que toda la cantina escuchaba mis "pensamientos" ) al chico que estaba tomando muy despreocupadamente leche de cabra.- ¿Sabes si puedo pagar una habitación con esto? ¿De qué tipo y por cuànto tiempo?
Temía que si le preguntaba al cantinero u otra gente que trabajara en el lugar, trataran de timarme aprovechándose de mis desconocimientos. En los últimos años había aprendido que los humanos no eran de fiar (¿Los últimos años? Sólo pensar en eso me causaba malestar, ese período en blanco...). De todos modos, los sucesos acababan de dar una vuelta interesante, y quizás sería mejor observar lo que pasaba, preparado para intervenir si fuera necesario...

-Forajido, tu vida fue un salto, y hoy......fallo. Desgraciado sea el momento en que se te ocurrió acusar de estafador al gran ManodeTrebol. ¿Es tal tu primitiva ansia de batalla que inventariaras cualquier excusa para desenvainar tu igualmente primitiva espada? - Contraataca el enmascarado. -Yo he oído advertido por igual de gente como tu, tus manos son mas rápidas que tu cerebro, y te aprovechas de la desgracia ajena. Es tan obvio que tu acabas de quitarme esa carta como es obvio que has estado robando a los demás comensales. -Dice alzando la voz en la parte final.

Todo el mundo en el lugar se da vuelta y se queda mirando con evidente atención hacia la mesa.

-¿Pero mire....que es esto? -Comenta con fingida sorpresa acercándose peligrosamente a Coold. -Cada movimiento que haces es acompañado por el tintinear de tus mal ganadas monedas, ¿No es acaso ese medallon que cuelga en tu chaleco del señor de la izquierda? ¿No son las gemas que llevas en tus abarrotados bolsillos la propina que le han estado dejando al cantinero? ¿No es esa carta que sostienes en tu mano de mi propiedad? Puedes decir todo lo que quieras, pero tus palabras son arena, y son tus acciones las que hablan por ti. Desde este segundo, esta, es mi espada, justamente ganada a los ojos de un guerrero de bella raza -señalando al elfo.

-No tengo tratos con gente tan lastimera como tu. Te haces llamar explorador, pero lo único que exploras son los bolsillos ajenos. Yo parto. pero antes, renombrare esta espada, y hasta el día que deje de empuñarla, sera conocida como Odruindaril, Devoción a las Sombras!


Y antes de que nadie pueda decir nada, el extraño hace una reverencia al elfo y desaparece en una nube de oscuridad. Llevándose cada una de las cartas con el.


Parte caminando por el callejón, salpicando agua de la lluvia a cada paso que da. Silbando, mientras una gota de agua resbala a modo de llanto por su inexpresiva mascara.

Mientras estos sucesos ocurrian en la cantina, yo, por mi parte, llegaba a la casa de antiguedades del anciano al que le vendía las "recompensas" de mis aventuras.

Al entrar en el antiguo local, se podia ver una pared abarrotada de objetos: desde antiguas y pequeñas estatuas de todos los materiales imaginables hasta enormes lanzas, e inclusive una armadura. La mayoria de esos objetos, de hecho, los había traido yo, y conocia su historia la mayor parte del tiempo. La armadura me costo traerla, en realidad en ese aventura trabajé con alguien mas que me ayudo a traerla y cobro la mitad del dinero.

Del otro lado de la estancia había un mostrador tan pulcro y ordenado que se notaba que su dueño pasaba su tiempo libre limpiandolo. Y al otro lado del mostrador estaba sentado un anciano que estaba durmiendo en ese momento. Me acerqué al mostrador.

-Anciano- dije mientras golpeaba la mesa con mi pico (no me había destransformado aun)

El anciano desperto súbitamente con el inesperado ruido, y tardó un par de segundos en entender lo que ocurría. Desde luego, el anciano estaba acostumbrado a que llegara de esa forma tan llamativa.

Inmediatamente, volví a mi forma humana

-Veo que me traes mas articulos interesantes-

-Si, asi es- dije mientras abria la bolsa y extraia otro sable, identico a Feathras -desgraciadamente tuve que apostar a Feathras en una apuesta, pero conservé Ignorius, el Sable Pluma de Fuego, y te lo traje-

-Es una verdadera lastima, en verdad- respondió el anciano -ambos sables en conjunto valen al manos cinco veces mas que cada uno por separado... supongo que en realidad no te importó apostarlo, nunca los usaste realmente-

-Si, asi es. Un arma como esa no esta en las manos correctas conmigo. Habria querido vendertela, pero no pude. A cambio creo que te daré esto: el Amuleto de Zagzan-hun-

De la bolsa extraje un amuleto brillante en oro.

-Dicen que está maldito, pero a mi no me ha hecho nada- reqtifiqué -tal vez solo sean rumores, pero podria venderse a un alto precio gracias a eso-

-Bien, bien... creo que te daré, dejame ver...- el anciano balanceo la espada en su mano, y el brazalete con la otra -800 zafiros por estos dos raros objetos-

-Siempre das exactamente en la cantidad que espero obtener de los objetos que te vendo- dije con un leve tono humoristico en la voz

-Eso es porque, al igual que yó, eres un buen negociante. Ten, tus zafiros-

-Gracias- tomé un saco lleno de zafiros y lo introduje en la bolsa -volveré otro dia- entonces, con un subito giro de mis talones, le di la espalda al anciano y cambie a mi forma de guacamayo, emprendiendo el vuelo de regreso a la cantina...

no podia creer lo que me habia susedido, ese estafdor me insulto frente a todos, me acuso de ladron, me trato como bestia y lo peor es que ofendio a mitsword, esa espada era muy importante para mi, y se largo como si nada

- disculpe nemo, veo que no puedo estar aqui despues de las falsas acusaciones de un enmascarado timador... -seguidamente deje varios rubies en la mesa para pagar la cuenta y tome camino a la puerta- ah y si yo fuera usted... tomaria con mas cuidado esa agua

seguidamente sali del recinto, despues de que se cerro la puerta salte entre las paredes hasta llegar a los tejados de las casas, casi nadie pasaba por alli, y podria buscar un lugar alto y solitario para ver el horizonte, y recordar el pasado, aquel pasado donde vi morir a mis seres queridos, aquel pasado donde un extraño me recogio aun siendo una "bestia", aquel pasado... que no le deseava a nadie... el elfo tenia suerte de no recordar nada, yo desearia no recordar nada, ahora solo queria a mano de trebol... recuperar mi honor... y tambien iluminar las sombras que invaden su corazon

-¿viendo el atardecer?- dije sorpresivamente, sobresaltando al joven de la enorme espada -por tu mirada puedo ver que algo pasó en mi ausencia ¿ese tal Mano de Trebol causó algun problema?- en ese instante miré un segundo el horizonte -porque si es así, puedo ayudarte a buscarlo- en ese momento me percaté de que no había vuelto a mi estado humano -oh, perdona- dije, al tiempo que me transformaba